Nuestra amada madre presentó, tal y como era la tradición judía, a su hijo en el templo a Dios, Ella la madre de Dios, se humilla ante Él y presenta a su hijo, para pedir a Dios por Él, y por Ella en Él, Ella, la llena de gracia, reconoce que necesita de Dios para cumplir su misión y que su Hijo necesita del Padre para cumplir la suya, que gesto de humildad, de entrega y de abandono en Él, pidamos a nuestra Madre amada que estos gestos sean también los nuestros, abandonandonos en Él, todo es mas fácil, las dificultades se diluyen, somos más fuertes, somos más humanos, somos más parecidos a Él.
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